El árbol podrido
Tiempo de lectura: 2 minutosHoy os vamos a contar una metáfora que nuestro director comercial nos ha contado y nos ha gustado mucho, la ha llamado: «El árbol podrido».
Resulta que un día un granjero se encontraba admirando un inmenso manzano que tenía en su huerto. «Que manzano más grande y lleno de manzanas tengo, voy a ser la envidia de todos» pensaba el admirando la gran cantidad de manzanas y calculando cuanto podría sacar una vez las vendiese todas.
Según se acercaba la fecha del mercado en la ciudad, donde él iba a vender todas sus manzanas, empezaron a aparecer plagas por las granjas de los alrededores. Preocupado decidió llamar a una persona que se encargaba de aplicar el tratamiento anti plagas a una distancia alejada del árbol, haciendo que el tratamiento sea más económico y menos dañino para el árbol.
A los pocos días de aplicar el tratamiento, el granjero decide probar una de sus manzanas para comprobar su sabor y estimar un buen precio de venta. Cual fue su sorpresa al comprobar que la manzana que había cogido estaba podrida, sorprendido, ya que habían aplicado un tratamiento para que no pasase justamente eso, y alarmado, decidió llamar a una empresa especializada en este tipo de plagas.
Al llegar la empresa de control de plagas llegaron con varas de madera largas y equipos situados muy cerca del árbol, al ver que se aproximaban tanto al árbol y que iban a tocarlo el granjero les preguntó «Pero… ¿Qué hacen? No es necesario acercarse tanto, este árbol es el más importante que tengo y no quiero que lo zarandeen mucho ya que vendo esas manzanas a muy buen precio» el responsable de la empresa sonrió y le contestó «Querido amigo, para poder realizar el tratamiento primero debemos comprobar y sanear su árbol, y para eso necesitamos estar muy próximos a él y zarandearlo, aunque sea lo mínimo posible».
El granjero aceptó la premisa del responsable y estos se pusieron manos a la obra.
Cuál fue la sorpresa del granjero que cuando empezaron a mover las ramas del árbol todas las manzanas cayeron al suelo «¡Madre mía! ¡si están todas podridas! ¿Cómo ha podido pasar esto?» el responsable de la empresa de control de plagas le respondió «Este árbol precisa de un tratamiento constante y ese tratamiento no se puede hacer a distancia, hay que venir y zarandear el árbol, de esa manera sabes el alcance de la plaga».
Una vez terminaron su trabajo, el granjero pudo rescatar una pequeña parte de la producción, pero eso no le importó, porque contrató los servicios de la empresa de control de plagas de forma recurrente y así se aseguraba que la producción de los años siguientes fuera excepcional.
Moraleja: «No sabemos cuantas manzanas están podridas hasta que viene alguien a zarandear el árbol».
La moraleja que nos quiere contar nuestro director comercial es, que cuando llega una empresa que de verdad sabe hacer el mantenimiento, aparecen un montón de problemas que la anterior empresa ha obviado o disimulado y esta última tiene que solucionarlos, ya que es esta empresa la que realmente zarandea el árbol.
Esperamos que os haya gustado la historia y el símil de nuestro director comercial, ¡que tengáis una buena semana!.